Que la Ikastola es un espacio que trasciende los límites de la educación es algo que todos sabemos, y se equivocará aquel que reduzca este espacio a un lugar únicamente de aprendizaje y enseñanza. La etapa de la Ikastola, no dura únicamente lo que dura el período de estudio, sino que sigue en cada uno de nosotros para siempre. Además de exámenes, asignaturas, proyectos, salidas y otras, la Ikastola es un lugar donde prima el entorno familiar, las redes inquebrantables desarrolladas durante años, y una forma de vida.
De esta manera, si bien los actuales alumnos se cuidan de la mejor forma, los alumnos que dejaron nuestro centro para volar no se reducen al olvido, todo lo contrario, se les cuida con mucho cariño y se les aprecia enormemente. Prueba de ello es la cena que se organizó el pasado 24 de Noviembre, a manos de algunos profesores del colegio, al que asistieron 125 antiguos alumnos, al que por muchos años, fue su casa.
El comedor de la Ikastola fue testigo de un sinfín de emociones, conversaciones y abrazos. ¡No olvidemos jamás nuestras raíces y mantengámoslas vivas!